Liz Rideal, with essays by Whitney Chadwick and Frances Borzello
National Portrait Gallery, 2001
ISBN: 1 855514 323 2
120 págs
(MGBravo.Lon.15L)
Resumen: Catálogo de la exposición Mirror Mirror: Self-portrais by Women Artists, celebrada en la National Portrait Gallery, Londres, entre el 20 de octubre de 2001 y el 24 de febrero de 2002.
El "autorretrato" ha sido siempre un vehículo de auto-análisis y auto-expresión para los artistas.
Permite interpretar el doble rol de artista y modelo, hecho que, en lo que se refiere al estudio del papel desempeñado por las mujeres en la historia del arte, es doblemente revelador.
La exposición y el libro editado exploran los autorretratos de cuarenta mujeres artistas, desde mediados del s. XVII hasta nuestros días, e incluye autorretratos de artistas de la talla de Gwen John, Mary Beale, Barbara Hepworth, Maggi Hambling, Gluck, Anna Zinkeisen (imágen de la portada)...y de algunas otras artistas menos conocidas.
En relación a la exposición que tuvo lugar en la National Portrait Gallery de Londres, Victoria Combalía publicó un artículo titulado "Desafiantes", el 31/01/2002 en el El País -Cataluña-.
Un extracto:
"(...)Ahora mismo, en la National Portrait Gallery de Londres tiene lugar (hasta finales de febrero) una pequeña pero magnífica exposición titulada Espejo/Espejo. Autorretratos de mujeres artistas. Lo que inmediatamente sorprende de esta exhibición es la firmeza y el desafío de algunas de las miradas de estas casi desconocidas pintoras. Aquí hallamos la misma variedad que en los autorretratos masculinos, cuyas imágenes suelen exhibir recovecos psicológicos o el estatuto social del artista, con la misma parafernalia de pinceles o de cámaras fotográficas en la mano y una mirada interpelativa. Pero ¡qué mirada! Estamos tan acostumbrados a ver a las mujeres al otro lado del espejo, en la tela o en el papel fotográfico, que este cambio de lado tiene algo de asalto y mucho de afirmación de una identidad, tanto femenina como meramente profesional. Uno o dos retratos no harían efecto; es la cantidad y la repetición (como la cantidad y repetición de los amantes anónimos de CatherineMillet) lo que les otorga su cualidad sintomática, ejemplar. Esta autoafirmación de la identidad sexual, que se inició, de hecho, tras la II Guerra Mundial, no ha hecho más que empezar. Y por lo tanto posee la fuerza y la vitalidad de todo lo que empieza, esta sensación de autenticidad tan escasa hoy en día.
Es una lástima que sólo se trate de artistas inglesas pues un repertorio internacional, desde la mexicana Frida Kahlo hasta la francesa Claude Cahun, hubiera dado para mucho más. Pero así se desvelan, también, obras recónditas y personajes desconocidos. Por ejemplo, nos enteramos de que Mary Beale (l633-l699), considerada la primera pintora profesional en Inglaterra y cuya mirada aúna seriedad y seducción, tenía a su marido de asistente. Angelica Kauffmann, amiga de Winckelmann, mezcla la fragilidad de su mirada vidriosa a su reivindicación como pintora, al señalarse con un dedo a sí misma. Unas se autorretratan con la bata de pintora, las otras en traje de calle o incluso como seductoras, como Doris Zinkeisen (l898-l99l), en deshabillé bajo un gran mantón de Manila. Hannah Gluckstein se masculinizó el nombre, cambiándolo por el de Gluck, y se autorretrató con una mirada profunda, altiva y distante, con un efecto de presencia sobrecogedor. Contra los estereotipos de la belleza femenina, Jo Spencer, que murió de cáncer en l992, se autofotografió con una máscara de anciana, gorda y desnuda, blandiendo un machete en una mano, un escudo en la otra y frente a una montaña de tabletas de chocolate. Como en las autobiografías, estos retratos piden ser leídos, es decir, escrutados. Todos revelan mucho más de lo que se ve a primera vista."
Victoria Combalía es crítica de arte y autora de "Amazonas con pincel: Vida y obra de las grandes artistas del siglo XVI al siglo XXI"
En relación a la exposición que tuvo lugar en la National Portrait Gallery de Londres, Victoria Combalía publicó un artículo titulado "Desafiantes", el 31/01/2002 en el El País -Cataluña-.
Un extracto:
"(...)Ahora mismo, en la National Portrait Gallery de Londres tiene lugar (hasta finales de febrero) una pequeña pero magnífica exposición titulada Espejo/Espejo. Autorretratos de mujeres artistas. Lo que inmediatamente sorprende de esta exhibición es la firmeza y el desafío de algunas de las miradas de estas casi desconocidas pintoras. Aquí hallamos la misma variedad que en los autorretratos masculinos, cuyas imágenes suelen exhibir recovecos psicológicos o el estatuto social del artista, con la misma parafernalia de pinceles o de cámaras fotográficas en la mano y una mirada interpelativa. Pero ¡qué mirada! Estamos tan acostumbrados a ver a las mujeres al otro lado del espejo, en la tela o en el papel fotográfico, que este cambio de lado tiene algo de asalto y mucho de afirmación de una identidad, tanto femenina como meramente profesional. Uno o dos retratos no harían efecto; es la cantidad y la repetición (como la cantidad y repetición de los amantes anónimos de CatherineMillet) lo que les otorga su cualidad sintomática, ejemplar. Esta autoafirmación de la identidad sexual, que se inició, de hecho, tras la II Guerra Mundial, no ha hecho más que empezar. Y por lo tanto posee la fuerza y la vitalidad de todo lo que empieza, esta sensación de autenticidad tan escasa hoy en día.
Es una lástima que sólo se trate de artistas inglesas pues un repertorio internacional, desde la mexicana Frida Kahlo hasta la francesa Claude Cahun, hubiera dado para mucho más. Pero así se desvelan, también, obras recónditas y personajes desconocidos. Por ejemplo, nos enteramos de que Mary Beale (l633-l699), considerada la primera pintora profesional en Inglaterra y cuya mirada aúna seriedad y seducción, tenía a su marido de asistente. Angelica Kauffmann, amiga de Winckelmann, mezcla la fragilidad de su mirada vidriosa a su reivindicación como pintora, al señalarse con un dedo a sí misma. Unas se autorretratan con la bata de pintora, las otras en traje de calle o incluso como seductoras, como Doris Zinkeisen (l898-l99l), en deshabillé bajo un gran mantón de Manila. Hannah Gluckstein se masculinizó el nombre, cambiándolo por el de Gluck, y se autorretrató con una mirada profunda, altiva y distante, con un efecto de presencia sobrecogedor. Contra los estereotipos de la belleza femenina, Jo Spencer, que murió de cáncer en l992, se autofotografió con una máscara de anciana, gorda y desnuda, blandiendo un machete en una mano, un escudo en la otra y frente a una montaña de tabletas de chocolate. Como en las autobiografías, estos retratos piden ser leídos, es decir, escrutados. Todos revelan mucho más de lo que se ve a primera vista."
Victoria Combalía es crítica de arte y autora de "Amazonas con pincel: Vida y obra de las grandes artistas del siglo XVI al siglo XXI"
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